"He venido por TODOS mis HIJOS con el deseo de
acercarlos a Nuestros Corazones"




El Señor expuesto las 24  horas del día en vivo y en directo

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LAS HORAS DE LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
Las veinticuatro horas de la Pasión

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Meditaciones Sobre la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.
Para acompañar a Nuestro Señor Jesucristo, en cada Hora de su Pasión

Por Luisa Picarretta, hija de la Divina Voluntad. 
(En proceso de Beatificación)



HORA DE SAN JOSÉ
Para hacer los:
Domingos a la 21 horas
 Domingos 09:00 PM




Mensajes de Dios y la Virgen María (MDM)
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Presentamos la Asociación por las Almas del Purgatorio. 
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Por RORATE CÆLI -23/11/2014


viernes, 15 de agosto de 2014

Solemnidad de la Asunción 
de la Santísima Virgen María a los Cielos

***

LA CASA DONDE MARÍA VIViÓ SUS ÚLTIMOS AÑOS EN EFESO

En base a esta visión es que se descubrió la Casa de María en Éfeso, Ver…

(...)A pesar de su avanzada edad, la Santa Virgen no manifestaba otras señales de vejez que la expresión del ardiente deseo que la consumía y la impulsaba en cierto modo a su transfiguración. Tenía una gravedad inefable, jamás la vi reírse, únicamente sonreírse con cierto aire arrebatador. Mientras más avanzada en años, su rostro se ponía más blanco y diáfano. Estaba flaca pero sin arrugas, ni otro signo de decrepitud, había llegado a ser un puro Espíritu.

Por último llegó para la Madre de Jesús, la hora de abandonar este mundo y unirse a su Divino Hijo. En su alcoba encortinada de blanco, la vi tendida sobre una cama baja y estrecha; su cabeza reposaba sobre un cojín redondo. Se hallaba pálida y devorada por un deseo vehemente. Un largo lienzo cubría su cabeza y todo su cuerpo, y encima había un cobertor de lana obscura.

Pasado algún tiempo, vi también mucha tristeza e inquietud en casa de la Santa Virgen. La sirvienta estaba en extremo afligida, se arrodillaba con frecuencia en diversos lugares de la casa y oraba con los brazos extendidos y sus ojos inundados de lágrimas. La Santa Virgen reposaba tranquila en su camastro, parecía ya llegado el momento de su muerte. Estaba envuelta en un vestido de noche y su velo se hallaba recogido en cuadro sobre su frente, solo lo bajaba sobre su rostro cuando hablaba con los hombres. Nada le vi tomar en los últimos días, sino de tiempo en tiempo una cucharada de un jugo que la sirvienta exprimía de ciertas frutas amarillas dispuestas en racimos.

Cuando la Virgen conoció que se acercaba la hora, quiso conforme a la Voluntad de Dios, bendecir a los que se hallaban presentes y despedirse de ellos. Su dormitorio estaba descubierto y Ella se sentó en la cama, su rostro se mostraba blanco, resplandeciente y como enteramente iluminado. Todos los amigos asistentes se hallaban en la parte anterior de la sala. Primero entraron los Apóstoles, se aproximaron uno en pos del otro al dormitorio de María y se arrodillaron junto a su cama. Ella bendijo a cada uno de ellos, cruzando las manos sobre sus cabezas y tocándoles ligeramente las frentes. A todos habló e hizo cuanto Jesús le hubo ordenado. Ella habló a Juan de las disposiciones que debería de tomar para su sepultura, y le encargó que diese sus vestidos a su sirvienta y a otra mujer pobre que solía venir a servirla. Tras de los Apóstoles, se acercaron los discípulos al lecho de María y recibieron de ésta su bendición, lo mismo hicieron las mujeres. Vi que una de ellas se inclinó sobre María y que la Virgen la abrazó.

Los Apóstoles habían formado un altar en el Oratorio que estaba cerca del lecho de Santa Virgen. La sirvienta había traído una mesa cubierta de blanco y de rojo, sobre la cual brillaban lámparas y cirios encendidos. María, pálida y silenciosa, miraba fijamente el cielo, a nadie hablaba y parecía arrobada en éxtasis. Estaba iluminada por el deseo, yo también me sentí impelida de aquel anhelo que la sacaba de sí. ¡Ah! Mi corazón quería volar a Dios juntamente con el de Ella. Pedro se acercó a Ella y le administró la Extremaunción, poco más o menos como se hace en el presente, enseguida le presentó el Santísimo Sacramento. La Madre de Dios se enderezó para recibirlo y después cayó sobre su almohada. Los Apóstoles oraron por algún tiempo, María se volvió a enderezar y recibió la sangre del Cáliz que le presentó Juan. En el momento en que la Virgen recibió la Sagrada Eucaristía, vi que una luz resplandeciente entraba en Ella y que la sumergía en éxtasis profundo. El rostro de María estaba fresco y risueño como en su edad florida. Sus ojos llenos de alegría miraban al Cielo.

Entonces vi un cuadro conmovedor; el techo de la alcoba de María había desaparecido y a través del cielo abierto, vi la Jerusalén Celestial. De allí bajaban dos nubes brillantes en la que se veían innumerables ángeles, entre los cuales llegaban hasta la Sma. Virgen una vía luminosa. La Santa Virgen extendió los brazos hacia ella con un deseo inmenso, y su cuerpo elevado en el aire, se mecía sobre la cama de manera que se divisaba espacio entre el cuerpo y el lecho. Desde María vi algo como una montaña esplendorosa elevarse hasta la Jerusalén Celestial; creo que era su Alma porque vi más claro entonces una figura brillante infinitamente pura que salía de su cuerpo y se elevaba por la Vía Luminosa que iba hasta el Cielo. Los dos coros de ángeles que estaban en las nubes, se reunieron más abajo de su Alma y la separaron de su cuerpo, el cual en el momento de la separación, cayó sobre la cama con los brazos cruzados sobre el pecho.

Mis abiertos ojos que seguían el Alma purísima e inmaculada de María, la vieron entrar en la Jerusalén Celestial y llegar al Trono de la Santísima Trinidad. Vi un gran número de almas entre las cuales reconocí a los Santos Joaquín y Ana, José, Isabel, Zacarías y Juan Bautista venir al encuentro de María con un júbilo respetuoso. Ella tomó su vuelo a través de ellos hasta el Trono de Dios y de su Hijo, quien haciendo brillar sobre todo lo demás la Luz que salía de sus llagas, la recibió con un Amor todo Divino, la presentó como un cetro y le mostró la Tierra bajo sus pies como si confiriese sobre Ella algún Poder Celestial. Así la vi entrar en la Gloria y olvidé todo lo que pasaba en torno de María sobre la Tierra.

Después de ésta visión, cuando miré otra vez a la Tierra, vi resplandeciente el cuerpo de la Sma. Virgen. Reposaba sobre el lecho, con el rostro luminoso, los ojos cerrados y los brazos cruzados sobre su pecho. Los Apóstoles, discípulos y santas mujeres, estaban arrodillados y oraban en derredor del cuerpo. Después vi que las santas mujeres extendieron un lienzo sobre el Santo Cuerpo y los Apóstoles con los discípulos se retiraron en la parte anterior de la casa. Las mujeres se cubrieron con sus vestidos y sus velos, se sentaron en el suelo y ya arrodilladas o sentadas, cantaban fúnebres lamentaciones. Los Apóstoles y los discípulos se taparon la cabeza con la banda de tela que llevaban alrededor del cuello y celebraron un oficio funerario; dos de ellos oraban siempre alternativamente a la cabeza y a los pies del Santo Cuerpo.

Luego las mujeres quitaron de la cama el Santo Cuerpo con todos sus vestidos y lo pusieron en una larga canasta llena de gruesas coberturas y de esteras, de suerte que estaba como levantado sobre la canasta. Entonces dos de ellas pusieron un gran paño extendido sobre el cuerpo y otras dos la desnudaron bajo el lienzo, dejándole solo su larga túnica de lana. Cortaron también los bellos bucles de los cabellos de la Santa Virgen y los conservaron como recuerdo. Enseguida el santo Cuerpo fue revestido de un nuevo ropaje abierto y después por medio de lienzos puestos debajo, fue depositado respetuosamente sobre una mesa y sobre la cual se habían colocado ya los paños mortuorios y las bandas que se debían de usar. Envolvieron entonces el Santo Cuerpo con los lienzos desde los tobillos hasta el pecho y lo apretaron fuertemente con las fajas. La cabeza, las manos y los pies, no fueron envueltos de esa manera; enseguida depositaron el Cuerpo Santo en el ataúd y lo colocaron sobre el pecho una Corona de flores blancas, encarnadas y celestes como emblema de su Virginidad.

Entonces los Apóstoles, los discípulos y todos los asistentes, entraron para ver otra vez antes de ser cubierto el Santo Rostro que les era tan amado. Se arrodillaron y lloraron alrededor del Santo Cuerpo, todos tocaron las manos atadas de Nuestra Madre María como para despedirse y se retiraron. Las mujeres le dieron también los últimos adioses, le cubrieron el rostro, pusieron la tapa en el ataúd y le clavaron fajas de tela gris en el centro y en las extremidades. Enseguida colocaron el ataúd en unas andas, Pedro y Juan lo condujeron en hombros fuera de la casa. Creo que se relevaban sucesivamente, porque más tarde vi que el féretro era llevado por seis Apóstoles. Llegados a la sepultura, pusieron el Santo Cuerpo en tierra y cuatro de ellos, lo llevaron a la caverna y lo depositaron en la excavación que debía de servirle de lecho sepulcral. Todos los asistentes entraron allí uno por uno, esparcieron aromas y flores en contorno, se arrodillaron orando y vertiendo lágrimas y luego se retiraron.

Por la noche muchos Apóstoles y santas mujeres, oraban y cantaban cánticos en el jardincito delante de la tumba. Entonces me fue mostrado un cuadro maravillosamente conmovedor: Vi que una muy ancha vía luminosa bajaba del cielo hacia el sepulcro y que allí se movía un resplandor formado de tres esferas llenas de ángeles y de almas bienaventuradas que rodeaban a Nuestro Señor y el Alma resplandeciente de María. La figura de Jesucristo con sus rayos que salían de sus cicatrices, ondeaban delante de la Virgen. En torno del Alma de María, vi en la esfera interior, pequeñas figuras de niños, en la segunda, había niños como de seis años y en la tercera exterior, adolescentes o jóvenes; no vi distintamente más que sus rostros; todo lo demás se me presentó como figuras luminosas resplandecientes.

Cuando ésta visión que se me hacía cada vez más y más distinta hubo llegado a la tumba, vi una vía luminosa que se extendía desde allí hasta la Jerusalén Celestial. Entonces el Alma de la Santísima Virgen que seguía a Jesús, descendió a la tumba a través de la roca y luego uniéndose a su Cuerpo que se había transfigurado, clara y brillante se elevó María acompañado de su Divino Hijo y el coro de los Espíritus Bienaventurados hacia la Celestial Jerusalén. Toda esa Luz se perdió allí, ya no vi sobre la Tierra más que la bóveda silenciosa del estrellado Cielo.

Como Santo Tomás no llegó a tiempo a despedirse de la Madre y tampoco pudo asistir al Santo Entierro; él tenía en su mente y corazón, llegar a tiempo. Pero al enterarse del desenlace por medio de los demás Apóstoles, él se puso triste y lloroso y se lamentaba no haber llegado a tiempo. El, interiormente tenía el deseo vehemente de verla por última vez y así se los hizo saber a los demás. Ya habían pasado varios días de lo del entierro; todos querían volver al Sepulcro y acceder a la petición de Tomás. Tomaron una resolución y al día siguiente muy de mañana, emprendieron el camino al Sepulcro de Nuestra Santa Madre. Estando enfrente del Sepulcro, quitaron la piedra-sello de la entrada y ¡Oh! Maravilla de Maravillas, de la bóveda salía un suave aroma de perfume de Rosas frescas; todos al sentir ese perfume, se sintieron conmovidos y perplejos; se miraron unos a otros preguntándose en silencio, con la mirada y con señas en las manos: “¿Entramos?” y aún mirándose entre ellos, todos asintieron con la cabeza y traspasando la bóveda, entraron al Santo Sepulcro hacia el sitio donde depositaron el ataúd que contenía el Cuerpo Santísimo de la Virgen María y más enorme fue la emoción y sorpresa entre ellos al ver que en el sitio solo habían Rosas frescas, fragantes y olorosas y significaban que el Señor había venido a buscar a su Santísima Madre para llevarla a su Gloria Celestial y Su Cuerpo no sufra la corrupción.

martes, 5 de agosto de 2014

Jun 27_14 Empieza ahora el tiempo de Mi Justicia, los engranes ya se pusieron en marcha.




Rosario vespertino

Temas:
*El tiempo es muy corto ya para los momentos de la gran purificación, no estáis preparados la gran mayoría de vosotros a recibir los momentos de la purificación, vuestras almas no están preparadas para poder gozar la Eternidad Conmigo, con vuestro Dios.
*Daos cuenta de que vinisteis a la Tierra a llevar almas hacia la Vida, ya que satanás, como príncipe de éste Mundo, se ha dedicado a destruir, a matar almas, a vaciar almas y vosotros hicisteis lo mismo.
*Fuisteis una generación escogida para ir creciendo y llegar a una sublimación en el Amor, porque tuvisteis Mi Persona, Mi Divinidad entre vosotros y no la aprovechasteis.
*Satanás, todavía os pondrá muchas tentaciones para que vosotros erréis el camino y os escapéis de Mis Manos y así os lo digo, Mis pequeños, que os escapéis, porque Mi Amor os tiene atados a Mi Corazón.
*Vosotros, escogisteis, como María, el camino correcto, las Enseñanzas, la Vida, que Yo os he transmitido, vosotros sois Mi Familia y vosotros estáis escogidos para los tiempos que vendrán.

Mensaje de Dios Padre y Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

Primer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.
Sobre: El tiempo es muy corto ya para los momentos de la gran purificación, no estáis preparados la gran mayoría de vosotros a recibir los momentos de la purificación, vuestras almas no están preparadas para poder gozar la Eternidad Conmigo, con vuestro Dios.
Hijitos Míos, mirad Mi Corazón, ¡qué ardiente está por todos vosotros!, en éste día que recordáis a Mi Sacratísimo Corazón, lleno de Amor por todo el género humano, por todos los tiempos, de todas las culturas. Todos, todos vosotros sois Mis hijos, todos vosotros habéis recibido Mi Sangre Preciosa, por todos vosotros Me di y Me sigo dando, Mis pequeños. ¿Veis las llamas de Mi Amor cómo se manifiestan por todos vosotros?

Cómo quisiera que abrierais vuestros corazones, que abrierais vuestro pecho, para que Yo pudiera transmitir éstas llamas de Mi Amor a vuestros corazones fríos, vacíos, pecadores. Estáis vacíos muchos de vosotros, no hay vida, vida espiritual en vuestro interior. Vinisteis a la Tierra a servirMe, vinisteis a llenar corazones con Mi Amor, ¿qué habéis hecho?, ¿qué cuentas Me daréis cuando regreséis ante Mí, al Reino de los Cielos? ¿Acaso vosotros os sentís satisfechos con la vida que habéis llevado aquí en la Tierra? Tanta maldad, tanto pecado que habéis dejado atrás de vosotros, cuántas almas habéis afectado con vuestro mal ejemplo, con vuestras mentiras, con vuestros errores. Esa es la herencia que habéis dejado a los vuestros, una herencia de mal ejemplo.

Mis pequeños, poco entráis a vuestro corazón a meditar vuestros errores, a meditar la vaciedad que tenéis cada uno de vosotros. ¿No os avergüenza esto, estando frente a Mí, vuestro Dios?, Yo, que Me di por todos vosotros y Mi Corazón sigue ardiente por vuestra salvación y ¿qué hacéis, Mis pequeños para remediar todo esto? ¡Esta vaciedad que vais dejando atrás de vosotros! Os quejáis de tantas cosas que suceden a vuestro alrededor, en vuestra familia, en los lugares a los que asistís y no os dais cuenta que vosotros sois los autores de todo ése mal.

¡Oh, Mis pequeños!, si pudierais por un rato meditar lo que no lleváis en vuestro corazón, que es Mi Amor. Si Me lo pidierais, pronto estaría Yo a compartir Mi Amor, a compartir éste Fuego de Amor que Me abrasa, que Me quema, porque quiero dároslo, pero vosotros no queréis abrir vuestro corazón para que Yo comparta todas las bellezas de Mi Amor con cada uno de vosotros.

¡Apuraos, Mis pequeños, a hacerlo! El tiempo es muy corto ya para los momentos de la gran purificación, no estáis preparados la gran mayoría de vosotros a recibir los momentos de la purificación, vuestras almas no están preparadas para poder gozar la Eternidad Conmigo, con vuestro Dios. Preparaos en humildad, en sencillez, pero con un arrepentimiento de corazón.

Venid, venid, para que Yo pueda transmitir Vida de Mi Corazón a vuestro corazón muerto, vacío, frío. Venid, os quiero compartir Mi Gloria, no tardéis, Mis pequeños, porque los momentos ya están sobre vosotros, estos no se detendrán, si vosotros no ponéis de vuestra parte, orando, arrepintiéndoos y compartiendo Conmigo, Mi Corazón Sacratísimo en vuestro corazón.
Gracias, Mis pequeños.

Segundo Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: Daos cuenta de que vinisteis a la Tierra a llevar almas hacia la Vida, ya que satanás, como príncipe de éste Mundo, se ha dedicado a destruir, a matar almas, a vaciar almas y vosotros hicisteis lo mismo.
(Lenguas…) Hijitos Míos, Mi Amor ha sido Misericordioso, Mi Amor ha soportado infinidad de pecados, faltas, groserías, abstenciones, ¿cuánto pudisteis haber hecho y no hicisteis, Mis pequeños, a lo largo de vuestra vida?, ¿cuánto amor dejasteis de dar a vuestros hermanos y preferisteis vivir en el error y en el pecado? Pudisteis haber ayudado a muchos a crecer espiritualmente, pero preferíais criticar, maldecir.

¡Cuánto error habéis provocado a lo largo de vuestra vida, Mis pequeños!, pero el mayor error es lo que sí produjisteis en las almas; en lugar de dejar ejemplo, vida, Mi Vida en las almas, dejasteis maldad, errores, crítica, muerte, muerte espiritual. No ayudasteis a crecer a las almas y eso os va a llevar a sufrir un buen tiempo en vuestra purificación del Purgatorio.

Daos cuenta de que vinisteis a la Tierra a llevar almas hacia la Vida, ya que satanás, como príncipe de éste Mundo, se ha dedicado a destruir, a matar almas, a vaciar almas y vosotros hicisteis lo mismo. Ahora preguntaos, ¿para quién trabajasteis?, la respuesta la sabéis, no trabajasteis para Mí, trabajasteis para satanás, vaciasteis a las almas, las llenasteis de error, de maldad y de pecado. No las ayudasteis a crecer y a vivir para que pudieran ellas transmitir vida y pudieran salvarse eternamente.

¿Os dais cuenta ahora cómo habéis pecado? No os disteis cuenta, pero ahora os muestro vuestra alma, os muestro vuestro corazón, os enseño vuestros errores y lo hago, Mis pequeños, para que os arrepintáis y reparéis todo ese tiempo perdido, con vuestra oración, con lo poco que os quede de vida. Reparad, orad, para que a todas aquellas almas a las cuales  vaciasteis o no les disteis Vida, ahora, a través de vuestra oración y reparación, puedan llegar a Mí.

Vuestro pecado es grave, pecado de omisión, pecado de muerte, porque matasteis, en lugar de dar Vida.
Gracias, Mis pequeños.

Tercer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.
Sobre: Fuisteis una generación escogida para ir creciendo y llegar a una sublimación en el Amor, porque tuvisteis Mi Persona, Mi Divinidad entre vosotros y no la aprovechasteis.
Hijitos Míos, os he dejado Mi Vida en la Sagrada Eucaristía. Ve, Mi pequeño, ahí está Mi Cuerpo, ha subido, salió la Hostia, salió y sube para dar Luz, porque éstos son tiempos de obscuridad, tiempos de mucha maldad y viene ahora para dar nueva Vida a aquellos que quieren Vida.

Visión: Veo un cáliz y sobre él, flotando, una hostia grande, del tamaño que consagran los sacerdotes y aparece brillando muchísimo, la observo un rato y luego empieza a subir lentamente y de repente llega a una zona de sombra y dejo de verla.

Mis pequeños, vine para daros Vida, Yo, vuestro Jesús, vuestro Dios y Salvador. Os dejé Mi Vida aquí, en éste pedacito de pan. Mi Vida por completo ahí.

Esta generación tuvo extraordinarios regalos y no fueron aprovechados. Tuvisteis Mi Gracia, Mis Enseñanzas, Mi Misericordia, Mis Bendiciones, Mi Cuerpo y Mi Sangre entre vosotros, los pudisteis tomar y cuántos, cuántos de vosotros no los aprovechasteis, no quisisteis crecer. Las almas necesitan alimento, así como el cuerpo lo necesita para vivir. No le disteis crecimiento a vuestra alma.

¡Cuánto desaprovechó ésta generación! Siento deciros, Mis pequeños, éstas cosas, pero ved cómo, en el Diluvio, menos pecados habían que los que ésta generación ha cometido y, quedó destruida ésa generación por las aguas. Ved a Sodoma y Gomorra, cómo quedaron destruidas, menos pecados hubieron en ésas dos ciudades. Pues ahora bien, Mis pequeños, os repito, porque Soy Todo Amor y, sobre todo, porque Me di por vosotros, Me di por vuestra salvación, Mis Dolores fueron crueles, grandísimos, Mi Ser entero purificaba a cada una de vuestras almas, de cada ser humano y de todos los tiempos. Os vi a cada uno de vosotros, oré por cada uno de vosotros, lloré por cada uno de vosotros y, ¿así Me pagáis?, pues tendréis también vuestra purificación. Algo más fuerte que el Diluvio y la destrucción de Sodoma y Gomorra tendréis, porque ellos no tuvieron lo que vosotros tuvisteis. Esta generación fue bendecida grandemente por el Cielo y no aprovechasteis todos los regalos que se os daban.

Fuisteis una generación escogida para ir creciendo y llegar a una sublimación en el Amor, porque tuvisteis Mi Persona, Mi Divinidad entre vosotros y no la aprovechasteis.

Preparaos pues, los que habéis entendido, los que sí aprovechasteis todo lo que se os dio. Ciertamente sois débiles, pecabais, pero os dabais cuenta de vuestro error, sois el resto fiel, sí fiel, y por eso os amo. Vosotros sois los que Me dais alegría. Por vosotros Me volvería a dar, Mis pequeños, porque vosotros sí habéis apreciado todos los regalos que se derramaron del Cielo, a través de Mi Corazón, para cada uno de vosotros, para vuestro perdón y para rescataros de las garras de satanás.

Por vosotros Me di y vosotros os habéis dado también por Mí, Me habéis ofrecido vuestra vida, Me habéis dado momentos grandes y bellos, que han alegrado Mi Corazón, que Me han quitado dolores, dolores que Me causan y que Me han causado tantas almas y que todavía Me causarán. Por vosotros Me volvería a dar, Mis pequeños, porque aprendisteis a amar con el Amor que Yo os enseñé y con el Amor que os heredé por Mi Donación.

Os amo, Mis pequeños y os vuelvo a repetir, por vosotros Me volvería a dar.
Gracias, Mis pequeños.

Cuarto Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: Satanás, todavía os pondrá muchas tentaciones para que vosotros erréis el camino y os escapéis de Mis Manos y así os lo digo, Mis pequeños, que os escapéis, porque Mi Amor os tiene atados a Mi Corazón.
Hijito Mío, estáis viendo las miríadas de ángeles que se están preparando para ayudaros en éstos tiempos de gran tribulación. El Cielo está preparado para protegeros y para salvar a las almas que quieran salvarse.

Visión: Veo cómo se abre el Cielo sobre los que estamos orando. Veo a muchísimos ángeles, todos vestidos de blanco, recargados en un barandal plateado, viendo hacia la Tierra, y una fila larga a lo lejos. Se me indica que los ángeles ya están preparándose para la gran batalla que habrá en la Tierra.

Ved, Mis pequeños, cómo Yo os cuido en todo momento, Mis santos ángeles cuidándoos están. Os protegerán, os llevarán por buen camino, si es que ésa es vuestra voluntad.

Os he dicho tantas veces que Yo no fuerzo a las almas a actuar en el bien o en el mal, Yo os doy todo lo necesario para que las almas se santifiquen, pero vosotros escogéis el camino que queráis tomar.

Ve pequeño, cómo os observan a todos vosotros desde los Cielos, inclusive a aquellos que dicen que Nosotros los olvidamos, que Yo, vuestro Dios, Me olvido de las almas porque estáis muy lejos.¡Qué equivocados estáis! El Amor, el Amor siempre os tiene cerquita de Mi Corazón, ninguno de vosotros está lejos de Mí, estáis en Mi Corazón y, por eso, al llevaros en Mi Corazón, os consiento, pero vosotros os apartáis de Mí, porque no queréis ser consentidos en el Amor, os gusta más el pecado, queréis vivir en la maldad y os respeto, es vuestro libre albedrío, pero esto os lo digo nuevamente, para que veáis qué equivocados estáis los que creéis que camináis solos por el mundo y olvidados de Mi Providencia Divina.

Agradeced pues, Mis pequeños, a todos éstos hermanos vuestros, ángeles Celestiales que os están cuidando, que os están protegiendo y que estarán junto a vosotros en los momentos de la mayor tribulación, aunque, ciertamente, ya están con vosotros y alrededor de vosotros, en la Tierra, cuidándoos, guiándoos, aconsejándoos, porque, ciertamente, satanás, todavía os pondrá muchas tentaciones para que vosotros erréis el camino y os escapéis de Mis Manos y así os lo digo, Mis pequeños, que os escapéis, porque Mi Amor os tiene atados a Mi Corazón, pero vosotros, con fuerza, os apartáis de Mí, no con delicadeza y, es cuando vosotros caéis en garras de satanás y os perdéis eternamente. Os amo, Mis pequeños, os amo.
Gracias, Mis pequeños.

Quinto Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: Vosotros, escogisteis, como María, el camino correcto, las Enseñanzas, la Vida, que Yo os he transmitido, vosotros sois Mi Familia y vosotros estáis escogidos para los tiempos que vendrán.
Hijitos Míos, en una familia, los niños pequeñitos, cuando van creciendo, van observando cómo los padres se comportan y, ésas son las primeras enseñanzas que van recibiendo en el hogar. Van creciendo y, así, además del ejemplo que primerio vieron, luego seguirán las palabras, que son los consejos que van dando los padres y así se va formando la familia.

Los hijos que van naciendo, se puede decir que van tomando el apellido y se van mostrando a la sociedad, de forma que los van reconociendo los vecinos y todos aquellos que entrarán en contacto con ellos.

Vosotros, desde pequeñitos, recibisteis también Vida Espiritual, ciertamente, muchos hermanos vuestros no la han recibido porque sus padres no se las dieron, pero la han tomado de ejemplo de otras familias y, lo que van encontrando a su paso por la vida, porque Yo Me encargo de que las almas tengan la oportunidad de llenarse de Mí, de que puedan tomar Vida a través de otros hermanos vuestros, hermanos mayores, que, aunque no sean de su propia familia, puedan enseñar con su ejemplo y, así, Yo he ido formando Mi Familia Terrena y vosotros sois el ejemplo. Sois pocos, pero son varios grupos de Mi Familia alrededor del Mundo.

Sabéis que, a veces, dentro de la misma familia, hay hermanos vuestros que se salen del redil, no quieren tomar ejemplo, el ejemplo que se os está dando dentro de la misma familia ni quieren tomar tampoco la palabra y las enseñanzas que los mismos padres dan para que ésa familia sea fuerte ante las adversidades que existen en la sociedad por los mismos ataques de satanás.

Pero, vosotros, escogisteis, como María, el camino correcto, las Enseñanzas, la Vida, que Yo os he transmitido, vosotros sois Mi Familia y vosotros estáis escogidos para los tiempos que vendrán. Tiempos bellos, tiempos de ejemplo, tiempos de regalo para los que sí quisieron ser de Mi Familia.

Os agradezco, Mis pequeños, que hayáis tomado para vosotros y para los vuestros todo lo que Yo os heredé, fueron Enseñanzas de Vida, Ejemplos de Vida, Ejemplos de Amor de todo un Dios, que os dejó para que crecierais y para que hicierais aquí en la Tierra también vuestro cielo.

Todos tuvisteis muchas oportunidades a lo largo de vuestra vida en la Tierra, Yo Me encargué de eso. Ciertamente, no todos seréis juzgados de la misma forma. Si tuvisteis pocas oportunidades de conocer Mi Amor, poco se os pedirá, pero si tuvisteis muchas oportunidades, también mucho se os pedirá. Soy Justo, Soy un Dios de Amor, os amo y busco todas las posibilidades para salvaros. No escatimo nada para poder salvaros, eso no lo dudéis, Mis pequeños y, así como Soy Justo para los que Me quisieron seguir, también Soy un Juez Severo para todos aquellos que, teniendo oportunidad, Me hicieron a un lado.

Tenéis el ejemplo que os di, de cómo hermanos vuestros, dentro de su misma familia, aún teniendo el mismo ejemplo de sus padres, se salieron del redil. Fue decisión propia y la respeto, pero aún a pesar de ellos, le seguí dando oportunidades de conversión para que regresaran al buen camino y, muchos, muchos, no quisieron aceptarlo.
Soy vuestro Dios, Soy vuestro Padre, Soy vuestro Creador, os amo, pero respeto vuestras decisiones. Vosotros mismos conocéis vuestro destino, porque vosotros mismos os lo ganasteis con vuestra decisión, buena o errónea.
Gracias, Mis pequeños.

Visión: Veo a Dios Padre en Su Trono, serio y a Su derecha, semi arrodillado, veo a Nuestro Señor Jesucristo implorándoLe que Le permita seguir derramando Su Misericordia sobre la Tierra, a lo que Papá Dios Le responde: “No Hijo, no Nos merecemos tantos pecados y tanta maldad de los hombres a pesar de que Tú Te diste completamente por ellos, empieza ahora el tiempo de Mi Justicia, los engranes de Mi Justicia ya se pusieron en marcha y no se detendrán hasta que arrepentidos los hombres, se arrodillen”.

http://www.diospadresemanifiesta.com/index.php?option=com_content&task=view&id=1271&Itemid=1
5-8-2014
¡¡ Muchas Felicidades!!! Madre de Dios y Madre Nuestra, en el día de Tu Cumpleaños!!